domingo, octubre 26, 2008

Extraño...


Ir al Bar Ocho a buscar 'a ver a quien me encuentro', tomar unas cervezas en el Fly, seguirle en La Golova pasando por Los Lobos y terminar bailando unas bachatas a las 6 de la mañana en La Dama. Ir a cantar 'La Bruja' con el Son del Montón, escuchar a Corazón de Babel en el Diván o bailar un rato con Barro Negro en La Golova. Tomarme unas Lager en el Ocho mientras platico con el DJ en turno (Javel, Memo, Saúl, Hector, Grillo...). Ir a ver una movie del CineClub, un capuccino o una crepa del Bossa, un chocolate del Zilch. Comer en el Yamuna o en el Midi con Norita o el Aníbal, subir el Peñasco a las 3 de la mañana para ir a mi casita, salir clandestinamente de madrugada para ver a ....., caminar y caminar los domingos en las tardes y encontrarme con el show del mimo del perrito, toparme con Felipe Podrido y hacer como que no lo vi por que me da miedo, cruzarme en el camino con Lex Luthor, las enchiladas del Santo Café, escuchar a la Sinfónica los viernes en la noche, el vino tinto en compañía y/o desde la terraza, los odiados cervantinos, ser mesera (las propinas, la gente, la música, los lugares...), saludar a medio pueblo mientras camino por la calle, las quesadillas de Doña Vicky, los viajes express con 'la bandera', los días fríos y nublados, las campanadas que nunca dejan de sonar, los gritos de los del gas que no te dejan dormir a las 7am que acabas de llegar de la fiestota, las semanas enteras de parranda (de lunes a domingo), las hamburguesas del Ocho, las complacencias de los DJ's del Ocho, las despedidas de los que sabías que volverían, los canelazos, las visitas inesperadas, las fiestas piratas, la propaganda del Ocho, las exposiciones del Zilch, los Ramekin's, los baguels del Carcamanes. Y todas aquellas noches tan diferentes, con personas distintas, tan divertidas o deprimentes, pero tan especiales e inolvidables que sólo pudieron haber ocurrido en Guanajuato.

La nostalgia es la peor tortura que alguien se puede autoinflingir.


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